lunes, 21 de octubre de 2013

Sacando los colores a las calles

Los paseos por el centro de Barbastro siempre deparan sorpresas. Una hoy mismo: están limpiando la fachada de Casa Palá, en la calle General Ricardos.

Esta casa no pasa desapercibida: por su tamaño y porque configura el espacio de las llamadas "escaleretas". Aunque no tiene balcones artísticos, sí remata su fachada un alero de madera dentado, casi ajedrezado, lo que le da un aire imponente.


Pero esta fachada, sucia hasta hoy, gris, sobria... guardaba bajo el polvo sus colores y decoración originales. Y los que están trabajando su superficie, lo hacen con el mimo de los artesanos, de restauradores. Así, poco a poco, van limpiando y dejando ver tonos azules, ocres... 

ACTUALIZACIÓN 24/10/2013: El encanto de los pintores de antaño -de los que animaban con pocos recursos unas sobrias construcciones, una sobria vida- ha sido ocultado bajo una capa de pintura. Una nueva pintura que cubre también varias casas que se alinean con esta. Así que los azules eléctricos, los ocres, las formas alegres, ya no están... aunque, efímeramente, unos pocos pudimos disfrutarlas de nuevo.



lunes, 1 de julio de 2013

Malas noticias...

No por esperada deja de ser sorprendente. Sólo tenemos que pasear por nuestras ciudades y pueblos para ver que hay muchos monumentos a punto de desaparecer.
Escandaloso cuando muchas veces la actuación a realizar supondría una mínima inversión y más escandaloso justificar la desidia cuando son verdaderas joyas.

Me hago eco de esta noticia publicada este fin de semana en Heraldo de Aragón, cuyo contenido transcribo a continuación. Este texto me hace recordar Averly, la fábrica Zaragozana, ahora en pleno corazón de la ciudad, que se detuvo en el tiempo. Su casona, su jardín de época, sus chimeneas... un encanto en definitiva amenazado por la especulación.


El patrimonio aragonés es el principal protagonista de la Lista Roja de Hispania Nostra, asociación que vela por mantener en el mejor estado posible el patrimonio español.

Castillos derruidos, iglesias sin techo, o torres sin altura protagonizan esta especie de álbum de la desidia que busca "poner delante de la opinión pública el mal estado en el que se encuentran muchos de los restos patrimoniales de nuestro país", según cuenta su vicepresidente, Carlos Morenés.

La asociación, única de este ámbito a nivel nacional, trabaja desde finales del 2007 con esta "Lista Roja" de restos en peligro debido a su abandono o a la mala praxis llevada a cabo en su conservación. Un punto de encuentro en definitiva de monumentos "con serias posibilidades de perderse para siempre" que la asociación cataloga y expone gracias a la colaboración de otras organizaciones de carácter local.

Con 30 monumentos, la provincia de Zaragoza es la que más restos tiene registrados en la lista, seguida de Palencia y Huesca, que es tercera con 23. Sin embargo, este 'liderazgo' no significa "literalmente que Aragón sea la comunidad que menos cuida su patrimonio", explica Morenés.


"La lista no es un ranking ni una una forma de acusar a nadie, simplemente busca trasladar a la sociedad la situación de algunos vestigios de nuestro pasado", cuenta el vicepresidente de Hispania Nostra, que entiende que la gran cantidad de restos registrados en Aragón también se debe "al enorme número de asocaiciones preocupadas por este tema" -un total de 30 colaboran con Hispania Nostra desde Aragón- y el "enorme" conjunto patrimonial que posee la comunidad.

Sin embargo, para APUDEPA, una de las organizaciones colaboradoras, la "desidia y la falta de planificación de la Administración" es otro de los ingredientes que provocan esta situación. "Es cierto que en Aragón somos muy activos, pero hay otras regiones donde también y ni de lejos se llegan a estas cifras", explica el presidente de APUDEPA, Carlos Bitrián.

Un paseo por la lista roja
Entre los monumentos que recoge la lista de Hispania Nostra, en Zaragoza destacan el Castillo de Maella, la ermita gótica de Santa Quiteria, en Encinacorba, o el amurallamiento de Calatayud, catalogados todos ellos con distintos grados de protección que van desde la distinción como Bien de interés cultural hasta el reconocimiento como conjunto Artístico-Histórico.

En Huesca, castillos y pequeñas iglesias se reparten a partes iguales los puestos de la lista, dibujando un mapa "del despoblamiento muy elocuente" para APUDEPA. Y es que la asociación con sede en la Universidad de Zaragoza entiende que otros de los puntos flojos de la administración en este ámbito es que se olvida de los restos que se encuentran en los territorios despoblados.
"Falta de planificación"
"Falta claramente una hoja de ruta" explica Bitrián, que lamenta que la administración dé preferencia a monumentos "visibles" y deje perder a otros que "forman parte del sustrato más antiguo de Aragón".

Uno de estos monumentos que cuentan parte de la historia del comienzo de Aragón es la iglesia San Vicente Mártir de Villanúa, edificada en el siglo XI, y que ha perdido su techumbre. Propiedad de la Obispado de Jaca, el santuario se encuentra actualmente en estado de prerruina, sin que el Gobierno pueda intervenir de primera mano.

Y es que, según la administración, los propietarios privados y las diócesis a las que pertenecen muchos de estos monumentos son los principales responsables del estado de éstos, sin que el Gobierno pueda hacer nada "más allá de instar a su protección".

"Desde Patrimonio establecemos una serie de prioridades de intervención, pero hay restos en los que no tenemos capacidad para hacerlo directamente, ya que son propiedad directa de ayuntamientos, o de particulares".

Quizá esta incapacidad del Gobierno para impedir el deterioro de una buena parte del patrimonio aragonés sea uno de los detonantes del "paso adelante" que está tomando la ciudadanía con respecto a estos casos, según explica el vicepresidente de Hispania Nostra.

Para Morenés, "en los últimos años se está creando una conciendia menos egoísta, y más solidaria en torno al patrimonio, que en el caso del patrimonio ha llevado a mucha gente a organizarse para defender lo que consideran suyo", trazando una idea que representa fielmente la fundación 'Amigos de Averly', que ha hecho que la antigua fundición zaragozana sea uno de los últimos conjuntos añadidos a la lista.

"En Aragón tiene que cambiar mucho la política territorial" reclama Carlos Bitrián, que entiende que la falta de dinero actual haga que se recorte el presupuesto en temas patrimoniales, pero asegura que "de haberlo tampoco habría un plan a seguir".

Mientras tanto, estos restos se debaten entre el abandono y el reconocimiento, al tiempo que esperan una actuación para abandonar un listado que, en palabras de APUDEPA "revela el preocupante estado del patrimonio aragonés".

http://www.heraldo.es/noticias/aragon/2013/06/29/zaragoza_huesca_lideran_lista_roja_patrimonio_peligro_hispania_nostra_240002_300.html 







NOTAS:
- Fotografía antigua: El Periódico de Aragón.
- Fotografías actuales: Blog de Daniel Pérez.

lunes, 8 de abril de 2013

Manos a la obra... los niños que jugaron

Parece mentira, o verdad... Manos de voluntarios están limpiando el entorno de la Virgen del Plano. Ayer domingo, convocados y animados por un joven barbastrense -que aún no es ni mayor de edad-, un buen número de aquellos antiguos niños que allí jugaron, fueron a la ermita para realizar tareas de limpieza.

También se unieron vecinos del barrio cercano de Santa Bárbara, que ya reivindicaron el estado de esta ermita y su entorno con su carroza en el Pasacalles del Pregón del año pasado.

Humildes manos con grandes intenciones.


Transcribo el texto que El Cruzado Aragonés ha publicado en Facebook:
La “quedada” organizada por Pili Toro y Pablo Jurado a través de redes sociales, el “boca a boca” y la cartelería, reunió ayer a 65 personas, de todas las edades, para limpiar los alrededores de la emita de la Virgen del Plano, dependencias de la iglesia -lo que queda de ella- cocinas y 78 de las 112 escaleras de acceso a la antigua “pasarela colgante” sobre el río Vero. El balance de la jornada dejó 5.000 kilos de escombros entre interiores y exteriores, dos contenedores llenos de basuras y montones para tres más, numerosos “fajetes” de ramas secas, 65 tablones y maderas extraídas del interior y alrededores. En la escalinata de acceso a la pasarela colgante se aprecian las referencias comerciales de quienes pagaron cada peldaño gracias a la paciencia en tareas de cortar hierbas, limpiar y talar dos árboles caídos que impedían el paso.

Y a mí me deja una pregunta que me la estoy haciendo muy, muy a menudo: ¿Dónde fue el dinero de las vacas gordas? ¿Por qué se ha de llegar a este grado de dejadez para actuar? 

Fotografía: El Cruzado Aragonés. 
Fecha: 08/04/2013
Nota: Existe en este blog una entrada sobre el estado de esta ermita del 25/07/2010 - http://aqui-hubo-barbastro.blogspot.com.es/2010/04/la-ermita-de-el-plano-excursion-ninguna.html

viernes, 4 de enero de 2013

Aún nos quedan oasis

Quiero compartir, en estos primeros días del año, un texto que escribí en diciembre del año 2007. Veo que todavía sigue vigente... Feliz año.


AÚN NOS QUEDAN OASIS
Todavía conserva Barbastro esos pequeños oasis que acomodan al que los habita y al que viene de paso, a uno en su quehacer diario, al otro en su descubrimiento de lugares y gentes.
Oasis a los que me gusta llamar rincones. Sí, rincones. Allí donde aparece lo extraviado, donde el niño pequeño se esconde y crea su mundo, donde se acumula el polvo con el paso del tiempo, donde se amontonan los recuerdos en trastos viejos de los que cuesta desprenderse.
Si un forastero pidiera consejo para qué visitar, me quedaría pensando en mis particulares rincones. Recordaría la Catedral, San Francisco y su fuente, la Plaza del Mercado y hasta la Peñeta. Pero por encima de todos éstos que aparentan ser inmortales -y recalco: aparentan-, me vendrían al recuerdo otros oasis más placenteros: las sensaciones. En invierno el olor a estufa de leña, cruzando el recio Puente del Portillo cubierto por una espesa niebla entre sus barandas de cemento. La primavera se vería envuelta por el viento, y éste crearía nuevos sonidos azotando oliveras y carrascas y llevando consigo el sonar de los tambores que anuncian la Semana Santa. En verano, el frescor de la sombra en un paseo por el zigzaguear de los Tapiados e incluso la humedad del musgo y el salpicar de sus manantiales. Y así, tantas sensaciones como días tienen las estaciones que me gustaría compartir con ese hipotético forastero.
Pero los sentidos están ligados a la imaginación y de esa sensibilidad cada uno sabe lo suyo. Los sentidos despiertan a la imaginación, y ésta motiva a los anteriores. Tan personal que es tarea difícil compartirlo. Sólo un buen escritor o un buen contador de historias sabría hacerlo. Y nuestros mayores lo consiguen. Nos hacen partícipes de sus vivencias, de sus peripecias en esos rincones de Barbastro. Hasta darnos cuenta que, pese a lo fugaz de la vida, hay legados, herencias que nos dejan para su recuerdo. Quizás no sentiremos lo que ellos, pero nos han transmitido esos lugares ofrecidos ahora a nuestros sentidos y nuestra imaginación.
Deberíamos lamentarnos de perder con los años esa capacidad propia de imaginar, pero más debería dolernos el acabar con los pequeños detalles, los rincones que mueven el motor de los sentidos. Si bien la merma de facultades es irremediable, sí que podemos poner los medios para evitar acabar con los lugares, rincones, oasis o como queramos llamarlos. Y no hay excusa ni resignación sino la capacidad de imaginar otras soluciones y así crear nuevos rincones: imaginar soluciones no es soñar lo inalcanzable, sino poner en práctica soluciones imaginativas.
Soluciones que hubieran evitado acabar, por ejemplo, con la Estación del Ferrocarril imaginando un vial en un sentido delante y otro en sentido contrario detrás de la misma, rodeando sus escaleras de vegetación y con su elegante palmera, como en el mejor de los oasis.
Soluciones que se han de poner en práctica para que lo práctico no sea agrandar, alinear, destruir, sino conservar y adaptar a nuevos usos. Soluciones para el siguiente oasis en riesgo: los Tapiados.
Mientras unos imaginan, donde antes pisaban las vías del tren, sendas verdes en las que pasear tranquilamente a pie o en bicicleta, otros parece que preferimos ver estos y otros lugares agonizar, morir. Es inaceptable ser espectadores de la piqueta. Los Tapiados, en su agonía como mero paso de coches a los huertos o a las fincas, reclaman que los imaginemos como una vía donde convivan motor y paseo. Reclaman ser una vía de un solo sentido. Reclaman a nuestra imaginación un puente desde la Cospillera al Campo San Juan para unir con un vial la faraónica rotonda de Las Huertas de Suelves con la antigua entrada a Barbastro bajo las Capuchinas. Unir Barrios.
Los Tapiados, en su personificación, prefieren seguir viejos pero dignos, con esencia. Piden seguir viendo pasear a los barbastrenses junto a la hierba de su senda y acompañarlos hasta su huerta o a visitar a su viejo amigo el Puente de Santa Fe, con el que querría ser recordado no por la amenaza que hoy les acecha (*), sino para otros menesteres.
Protección en todo caso para estos viejos amigos que nos hablan, al igual que nuestros abuelos, de tiempos pasados. De lo que aquí hubo. Una voz que nos reconforta. Como un oasis en el desierto.

(*) Se está elaborando un plan urbanístico para mejorar el trazado del Camino de los Tapiados que acabará con los muros que le dan nombre.
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En esta entrada, me permito añadir varias imágenes que hacen un recorrido visual por los Tapiados, tomadas en este último año 2012.