miércoles, 4 de octubre de 2017

Pocos elementos protegidos, muy pocos

¡Qué olvidado te tengo, blog! Necesito escribir, expresar lo que siento al ver caer desde hace unos días otro particular edificio más... Hoy me inspira el edificio de La Tienda Nueva.


Sigo viendo casas que, al no estar habitadas, están condenadas a perecer. Ya perdieron su alma el día que sus inquilinos hicieron la maleta, y ese día fueron huérfanas de la ruina.


Y sigo repasando el catálogo de edificios protegidos, me sonrojo, me alarmo. Son pocos, muy pocos y, además se permite demoler.
Así sólo conseguiremos que éstos se vuelvan unos edificios aislados, amenzados por construcciones cercanas no armónicas. De nada sirve presumir de historia (de casco "antiguo") si no cuidamos
edificios populares, simples y pobres en sus materiales, pero singulares, personales, propios, NUESTROS. Debemos cuidar algunos elementos y cuidar lo que se construye a su alrededor.


Proteger más edificios, o, mejor diría, proteger entornos: no está protegida la calle de las Fuentes (sí, la calle, su tipología), o viviendas que son de finales del siglo XX pero que por su singularidad merecen algo mejor, y lo digo así de claro: protectores mejores. O viviendas que antes estaban aisladas entre las huertas y ahora son amenazadas por mastodónticos edificios a su alrededor.

Y es sencillo y sin mucho esfuerzo dar un cambio de urbanismo:

  • primero: cambiar el concepto "urbanismo" por "paisaje urbano".
  • segundo: actualizar ese catálogo que se incluye en las Normas Subsidiarias de Urbanismo y que data de 1987. Algunos edificios que se obviaron entonces y algunos construidos desde entonces merecerían dicha protección: casas medievales con elementos particulares (como las ventanas conopiales de calle Argensola y plaza del Mercado, o aleros en otras muchas); bodegas (Sommos, Viñas del Vero, Lalanne...), algunas villas de campo (Amparo, Elena, Rosario...), toda la plaza del Mercado y un largo etcétera que habría que reflexionar.


Los criterios de urbanismo, de protección, de restauración, han cambiado y mucho desde hace 20 años. Todo ha cambiado. Actualicemos lo que queremos que sea nuestra ciudad pero sin perder su esencia, lo que la hace única. Protejamos los entornos.