Inmersos estamos en el eterno debate sobre la circulación en la calle General Ricardos. Hay que recordar que el motivo de que se circule en una sola dirección se basa es descongestionar el tráfico en el centro, facilitar aparcamientos de carga y descarga para la actividad comercial y para crear un ambiente más propicio para la seguridad del peatón que pasea y compra.
Pero esto último, el peatón, debería ser lo principal a la hora de establecer criterios de circulación. Sin duda es el medio de transporte más ecológico y que propicia la economía basada en el turismo y en el pequeño comercio.
Y cómo no, ir a pie es el eje de la calidad de vida.
Pero lo mismo que se piensa en el fluir del tráfico, en las plazas de aparcamiento, etc. no deberíamos olvidar los obstáculos que aparecen en la ciudad: aceras de altura que parecen precipicios; que te dirigen a ninguna parte o a atravesar paredes; de ancho anoréxico en el que no cabe ni un solo peatón; sin rampas para minusválidos, carritos de bebé o carritos de la compra; y así un largo etcétera.
El colmo es que por cada intervención urbanística que se hace, surge una mano negra que planta una farola, una señal de tráfico o un contenedor. Afortunadamente puede tener solución.
Aquí el responsable no es sólo urbanismo, sino también la concejalía de servicios. Os aporto unas imágenes ilustrativas de lo que me encuentro en mi breve trayecto rutinario, del trabajo a casa, así que no me quiero ni imaginar lo que me dejo en el tintero.
Yo invito a los responsables a recordar conceptos tales como "molesta", "impide el paso", etc. y nos borren estos elementos que manchan (de lo antiestético hablaremos otro día) nuestro caminar diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario